Línea Cuerpo y Mente

El instante presente se puede utilizar de infinitas maneras, unos pocos ejemplos pueden ser: leer un libro, ver la televisión, practicar deporte, comer en un restaurante o trabajar fuera de casa. A continuación, utilizando una analogía con la lingüística, en lugar de prestar atención a las letras que componen las palabras nos centraremos, más bien, en el significado personal que le damos a ellas.

Tomando el primer ejemplo «leer un libro», al analizar un posible significado personal , vemos que puede ser interpretado como un acto gratificante y placentero si se trata de un contenido que despierta nuestro interés o nos resulta útil para mejorar la forma de afrontar nuestro día a día. En cambio, el mismo acto «leer un libro» puede hacernos sentir agobiados y nerviosos si se trata de un contenido importante para nuestro próximo examen poco preparado o simplemente va en contra de nuestra forma de pensar.

Esto que parece tan tribal es fundamental tenerlo en cuenta para ver cómo nuestra forma de observar cada uno de nuestros actos es la que determina cómo va a ser nuestro instante siguiente. Todos contamos con el instante presente para utilizarlo de la manera que realmente queramos y prestar atención a la forma que tenemos de observar cada uno de los actos con total honestidad nos rebela un autoconocimiento que nos permite tener la posibilidad de poder modificar nuestras limitaciones subyacentes y mejorar nuestro rendimiento al realizar ciertas tareas, es decir, aumentar nuestra madurez psicológica.

Para psicólogos humanistas y personalistas (Maslow, 1962; Rogers, 1959;  Diener 1994) este desarrollo y crecimiento personal alcanzado a través de la madurez psicológica nos conducen hacia la salud y el ajuste además de proporcionar un estado de autorrealización y bienestar psicológico proveniente del análisis hecho sobre la satisfacción con la vida y el balance afectivo. Por otro lado, haciendo referencia al título de esta entrada e invitando a una reflexión a través de una perspectiva más bien sociológica de Levinson y Perlin, me gustaría hacer recordar al lector el poder creativo que tiene la mente y la repercusión de la forma que tenemos de afrontar cada situación en nuestra vida. «El adulto debe enfrentarse a ciertos retos que por su propia naturaleza le tocará vivir y el modo de afrontarlos y superarlos determinará un avance, estancamiento o retroceso en su camino hacia la madurez, por lo que no todo el mundo alcanzará un mismo nivel de desarrollo personal.»

Desde pequeños nos dicen que hay que luchar por conseguir nuestros sueños y así alcanzar el éxito que tanto anhelamos. Teniendo esto en cuenta, parece entonces, que rendirnos es una muestra de debilidad frente a los retos que se nos presentan en la vida.

Tal vez, el título de esta entrada provoque cierta confusión debido a la connotación que les hemos adjudicado a las palabras que lo componen. Y como ya sabemos que los sentimientos por los que pasamos a diario definen nuestra salud, y además que en nuestra sociedad hay un gran acuerdo en calificar el hecho de «rendirse» como un acto negativo a evitar, considero importante realizar una aclaración al respecto.

Teniendo en cuenta el principio de Unidad, toda situación de lucha, entendida como el proceso en que intentamos superar los obstáculos que nos impiden llegar a ser felices, es un reflejo de la información que está en nosotros mismos, que puede tener estrecha relación con nuestro Proyecto Sentido, Inconsciente familiar o en resumen, cualquier situación conflictiva que seguimos viendo desde un posicionamiento cargado de resentimiento.

En este caso, luchar por conseguir nuestros sueños y alcanzar el éxito, que en cada persona será un proceso diferente que en última instancia se espera que produzca el mismo sentimiento de bienestar, no tiene sentido alguno dado que en este caso «luchar» consiste en mantener el conflicto vivo observándolo desde la misma perspectiva que nos perjudica constantemente y nos aleja de nuestros sueños, siendo así imposible llegar a ellos dado que siempre van a haber obstáculos que nos impidan llegar a nuestro destino mientras sigamos luchando.

Visto de esta manera parece lógico que la mejor opción es rendirse a esta lucha interna, pero no como acto que pone en evidencia nuestra debilidad sino todo lo contrario, un acto que pone en evidencia nuestra valentía de abrirnos a ver aquello que antes era una lucha interminable de una manera distinta que nos ayude a sentirnos parte del sueño y éxito que tanto anhelamos. En ese momento que reevaluamos la situación considerándola como un reto que nos estimula, es cuando nos damos cuenta del poder de crear que todos tenemos y nos apropiamos de aquél recurso que necesitábamos para sentirnos parte del éxito, recordando que en realidad ya lo tenemos todo, desmontando así cada uno de los obstáculos autoimpuestos que tan solo eran fruto de nuestro sistema de creencias. De esta manera desintegramos nuestros propios límites y tomamos decisiones para abordar la situación de otra manera que nos permita tomar las riendas de nuestras vidas.

Hoy en día, en las calles de las grandes ciudades hay mucha más información, colapso de gente y tráfico que hace unos años. Todo esto ha hecho que cada vez nos enfrentemos a un mayor número de situaciones distintas a diario, lo que ha producido cambios importantes en nuestro ritmo de vida.

Puede que no le demos gran importancia a dichos eventos puesto que no los consideramos realmente vitales pero resulta evidente que alteran nuestra fisiología: nos acelera el ritmo cardíaco que pillemos un atasco justo cuando llegamos tarde a nuestro destino o nos entran sudores cuando un superior tiene que evaluar nuestro rendimiento. El malestar físico y psicológico que nos provocan estos estímulos externos lo podemos regular usando distintas estrategias de afrontamiento, es decir, en función de nuestro autocontrol, reevaluación de la situación o plan de acción podemos procesarlos de una forma que nos alteren en menor grado.

Para poder mejorar la forma en que lidiamos estas situaciones de estrés aquí tenemos unas pautas que nos pueden resultar de ayuda:

  • Escuchar nuestro cuerpo: al estar acostumbrados a procesar continuamente estímulos externos de baja intensidad que alteran nuestro bienestar podemos olvidarnos de que nos están afectando. Es importante tomar conciencia de qué nos están provocando exactamente a nivel físico para en primer lugar, identificar sobre qué situaciones tenemos que trabajar y en segundo lugar, darnos cuenta de que realmente nos dañan, siendo imprescindible tomar medidas para gozar de una buena salud.
  • Observar el estilo de afrontamiento: podemos afrontar el estresor con distintas estrategias: activa, pasiva o de evitación. En los estudios de Rogers y cols. sobre el estrés se obtuvo como estrategia más adaptativa el hecho de no implicarse sentimentalmente con el evento estresante. Es decir, cuanto menos apego, miedo a perder o importancia le demos al objeto que está en juego más adaptativo será nuestro estilo de afrontamiento.
  • Reevaluar positivamente los sucesos: por lo general, tendemos a enfadarnos mucho cuando no logramos alcanzar un objetivo previamente marcado. Una evaluación que puede jugar a nuestro favor es tomarla como una oportunidad de aprendizaje que nos da la vida para no caer de nuevo en el mismo error, una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades realizando cambios importantes en nuestra forma de actuar, pensar que a partir de lo que ha sucedido podemos optar a otras opciones que antes no se nos habían ocurrido, etc.
  • Ponerse manos a la obra: es muy fácil quejarse de un jefe o compañero de trabajo a las espaldas manteniéndonos sin alterar nuestro día a día. En lugar de gastar nuestra energía en culpar a los demás por nuestra situación haciéndonos nosotros las víctimas es mucho más eficiente y productivo usar esa misma energía en ponerse manos a la obra para lograr cambios de actitud, planes de acción u otras medidas citadas anteriormente.

Aunque no lo parezca, los responsables de que los estresores nos afecten en mayor o menor medida depende de nuestra forma particular de procesarlos, y es importante darnos cuenta de que la intensidad del impacto que genere en nuestra psique producirá una desestabilización del bienestar acorde a esta intensidad. La solución siempre es un cambio interno: una decisión acompañada de una emoción o una actitud renovada para afrontar los retos que se presentan.

Toda enfermedad física tiene dos fases distintas: la primera es la fase activa en la cual el conflicto persiste en la psique de la persona y la segunda es la fase de reparación en la cual el conflicto esta en proceso de ser solucionado. Es importante recalcar que hay ciertas enfermedades las cuales cuando entran en fase de reparación desaparecen los síntomas relacionados con el conflicto que fue superado pero aparecen otros distintos, por lo que puede que una enfermedad sea realmente el efecto de un conflicto aun no resuelto en nuestra vida. Este es el caso de las enfermedades crónicas.

Cuando un consultante está en fase curativa significa que ha tomado conciencia de algo y ello le ha llevado a tomar ciertas acciones. Sin embargo, estas acciones no le han llevado a una resolución total del conflicto porque no ha superado la raíz causante del conflicto. Es decir, sigue habiendo una exposición al ambiente y el mismo engrama correspondiente a la enfermedad sigue estando activo. Esto sucede porque el consultante sigue en contacto con las pistas o anclas que estaban presentes en el impacto emocional causante de la enfermedad o síntoma físico puesto que en ese momento nuestro inconsciente grabó toda la información visual, auditiva y cinestésica de aquél entorno y se sigue en contacto con ella.

Durante una enfermedad crónica la psique mantiene contacto constante en el ambiente conflictivo, activando estas anclas o pistas relacionadas con los síntomas, por tanto, hay que tener en cuenta el efecto acumulativo de los conflictos que puede que no sean impactos emocionales pero sí pensamientos, acciones, ambientes y programas repetitivos en el día a día de la persona. Este hecho sumado al no pasar a la acción y no hacer lo que la persona realmente quiere mantiene la enfermedad sin finalizar del todo la fase de reparación. Debido a esto es imprescindible hacer un estudio del Transgeneracional y del Proyecto Sentido para buscar programas, conflictos bloqueantes y creencias limitantes que constituyan una barrera mental para que el cliente pase a la acción para entrar en coherencia y finalmente resolver su conflicto debido a la toma de conciencia y al cambio de percepción.

En estos casos, el recurso más utilizado por la Bioneuroemoción para hacer uso de una nueva forma de afrontar la vida y en consecuencia autosanarse es la cuarentena. Mediante esta decisión el consultante tendrá la posibilidad de deshacer los engramas que están íntimamente ligados a su síntoma una vez haya tomado conciencia de cuáles son y haya, por fin, pasado a la acción.

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Llamamos alergia a la reacción desproporcionada del sistema inmunitario ante una sustancia denominada alérgeno, siendo el objetivo primordial de este proceso la producción de anticuerpos para atacar al alérgeno y protegerse de su invasión. Estas sustancias invasoras causan reacciones que afectan a los ojos, la nariz, la garganta, los pulmones, la piel o el tubo digestivo.

Para determinar las causas emocionales es importante identificar las distintas fases de la alergia: la muda, momento en el que aparece el conflicto que se almacena en forma de engrama dentro de nuestro inconsciente, y la ruidosa, momento en el que se revive una situación similar que dispara el engrama y durante la cual aparecen las reacciones alérgicas.

El órgano afectado nos va a indicar qué tipo de conflicto ha vivido la persona alérgica y, como ya sabemos aunque vamos a hacer un breve repaso, la piel nos habla de un conflicto de separación o de contacto; cuando hay rinitis, ha habido un conflicto sexual; si se presentan vómitos, estamos frente a un conflicto digestivo relacionado con un problema familiar indigesto; si la laringe resulta afectada, ha habido un miedo a expresar algo; si hay lagrimeo, vamos a buscar conflictos relacionados con cosas que no se quieren o no se pueden ver.

Dicho esto, no hay que olvidar que cada persona vive un conflicto concreto a su manera. Si ponemos de ejemplo una mujer que tiene un conflicto de pareja debido a tener un gran apego a su marido del cual tiene expectativas de formar una familia y recibe la noticia de que su pareja ha encontrado a otra mujer con la cual quiere compartir su vida, existen varias formas de vivir esta experiencia:

  • Visual: «no lo veré más».
  • Auditivo: «no puedo creerme lo que acabo de escuchar».
  • Cutáneo: «estoy lejos de él».
  • Digestivo: «no puedo digerir esta noticia, este cambio».

Dependiendo de la forma de vivir esta situación que en caso de que provoque el desarrollo de una alergia, estaríamos hablando de su fase muda y durante la aparición de los posteriores posibles síntomas en una situación que dispare el engrama, estaríamos frente a su fase ruidosa.

Es importante tener en cuenta los arquetipos relacionados con las alergias y algunos ejemplos:

  • Leche/Agua: conflictos con la madre, y en caso de recién nacido conflicto de la madre con su propia madre. «Odio a mi madre porque nunca me cuidó».
  • Gluten/Sol: mal ambiente familiar propiciado por el padre. «El ambiente en casa es horroroso y todo por culpa de mi padre, porque tontea con otras mujeres. ¡Lo odio!»
  • Polen: relacionado con temas de relaciones o de sexo. «No quiero volver a verlo» o «ya no lo veré más».
  • Asma alérgico: miedo a morir y a la pérdida de territorio. «la primavera anterior murió mi hermano, lo he perdido profundamente, ya no estamos juntos».
  • Metales: temas transgeneracionales de guerras, muertes por accidente o asesinatos. «Fusilaron a mi abuelo en la Guerra Civil».
  • Pelo de animales: dependiendo del animal existen diferentes conflictos; perro = lealtad, caballo = sexo, gato = independencia.
  • Medicamentos: temas transgeneracionales de muertes por mala administración de medicamentos.

Como la mente inconsciente no juzga y almacena todo lo que le rodea de forma automática, cuando vivimos un impacto emocional toda esta información se almacena en forma de red neuronal en nuestro cerebro que se etiqueta como experiencia potencialmente peligrosa. Y cuando revivimos una situación similar, estamos en un entorno parecido o con arquetipos que representan un rol concreto, se dispara de nuevo el engrama y vamos a desarrollar una alergia para que los síntomas nos avisen de que estamos en un entorno peligroso.

En caso de alergias a alimentos concretos, es importante ir a buscar qué situación o conflicto grave ha sucedido mientras comíamos ese alimento ya sea a lo largo de nuestra vida, durante el proyecto sentido o en nuestro árbol genealógico.

La simple toma de conciencia de los orígenes de una alergia puede eliminarla por completo y en otros casos es conveniente analizar el árbol genealógico o traer recursos apropiados a la situación de fase muda para realizar el cambio de percepción. Definitivamente, desde la Bioneuroemoción, observamos las alergias como una una oportunidad de sanación y de autoconocimiento.

Vamos a arrojar luz sobre las enfermedades más comunes en los niños menores de 10 años. Antes que nada, cabe recordar que los niños de estas edades no son independientes de su núcleo familiar y tienen un vínculo muy marcado con su madre. Este hecho implica tener presente el estado emocional de la persona que hace de rol materno en el ambiente familiar del niño, lo que significa que puede que un conflicto emocional que viva la madre puede expresarse como síntoma físico en la biología de su hijo. Por lo tanto, cuando partimos de una enfermedad en un niño iremos siempre a buscar la situación por la que pasa tanto la madre o encargado/a de criar al niño como del propio niño en cuestión.

Las enfermedades más comunes con sus respectivos conflictos emocionales, la mayoría de ellos debidos a conflictos de separación aunque cada uno con diferentes matices, son los siguientes:

  • Cólera: sus síntomas más comunes son vómitos, diarreas, fiebre, dolores abdominales y fuertes deshidrataciones. En la actualidad, por su carácter contagioso e infección entre la población se considera un proceso infeccioso endémico en más de cincuenta países. En este caso el conflicto tiene que ver con un descubrimiento: de una nueva cultura o en general de algo que nos sorprenda. Se trata de un síntoma con un tiempo de duración correspondiente a la adaptación en la cual se abandonan las antiguas creencias y se asume una nueva vida. Puede aparecer en niños cuya familia ha viajado recientemente a un nuevo país con un entorno cultural y creencias muy distintas a las que están acostumbrados, generándose así un choque de sistema de pensamiento importante.
  • Difteria: se caracteriza por la presencia de falsas membranas blanquecinas sobre las mucosas de la garganta y la laringe. Es una infección que suele afectar a las amígdalas, garganta, nariz, miocardio, fibras nerviosas y piel. Su síntoma principal consiste en experimentar dolor y dificultad para deglutir. Aparece cuando reprimimos la comunicación e intercambio con los demás, no expresamos lo que sentimos e inhibimos nuestras emociones y necesidades. Es la expresión de un miedo al rechazo.
  • Sarampión: enfermedad contagiosa que se transmite a través de las gotas de secreción del enfermo al toser, hablar o estornudar. Los síntomas principales son fiebre elevada, tos y sensibilidad a la luz, dolor muscular y de garganta, entre otros. Todo esto, suele venir acompañado de manchas rojizas sobreelevadas repartidas por el cuerpo del niño. Es la expresión de un conflicto de separación, en el que se tiene la sensación de que «algo apesta». Como ejemplo damos el caso de una madre que su pareja de repente le comunica que se va a marchar durante una semana sin dar explicaciones. Ella vive esa separación como un conflicto con la sensación de «olerse» que no va a volver nunca más, al día siguiente el niño desarrolla el sarampión.
  • Varicela: con una duración media de una semana se caracteriza sobre todo por fiebre y aparición de erupciones en la piel que pueden producir cicatrices permanentes. En general, suele causar picores, fiebre alta, cefalea, náuseas, vómitos y pérdida de apetito. En este caso el niño vive un conflicto de separación de la madre, en ambiente de cambio. Ya sea, por ejemplo, debido a un cambio en los turnos de trabajo de su madre o cambios en las rutinas marcadas del niño que implican una separación de su figura materna.
  • Paperas: enfermedad contagiosa localizada fundamentalmente en una o ambas glándulas parótidas, que son glándulas salivales mayores ubicadas detrás de las ramas ascendentes de la mandíbula. Se caracteriza principalmente por producir un aumento de tamaño de dichas glándulas salivales. Las paperas aparecen cuando se vive un conflicto de separación con relación a la afectividad (o al alimento).
  • Tos ferina: se caracteriza por una tos severa seguida por una inspiración que suena como un grito. Suelen aparecer crisis en las cuales la tos es más frecuente por un periodo de tiempo que puede llegar a los 30 minutos. Los síntomas que acompañan a la tos suelen ser vómitos, neumonía, encefalitis o hipertensión pulmonar. Las causas emocionales giran entorno a un conflicto de separación con peligro de muerte inminente. Si por ejemplo, una madre vive una separación de su marido porque le han dado un pronóstico de muerte de un mes por enfermedad grave, lo más común sería que ella sintiera que existe un peligro de muerte inminente, y su hijo, por tanto, sufriera esta enfermedad de tos ferina.
  • Otitis: es una inflamación del oído medio. Esta infección produce un cúmulo de pus y fluidos, que presiona sobre el tímpano ocasionando dolor y pérdida de audición. Sus síntomas más frecuentes son: dolor intenso, supuración en los oídos, dificultad para escuchar correctamente, náuseas y fiebre. El conflicto es de no querer oír más las disputas de los padres o no soportar la tendencia a chillar en el ambiente. También puede aparecer cuando se oyen demasiadas críticas, recriminaciones, reprimiendas o prohibiciones ya sea entre los padres o al mismo niño.

Es importante seguir en la línea de comprensión de que nuestro cuerpo es la expresión de un estado emocional concreto por el que hemos pasado recientemente o por el que estamos pasando en el momento de la enfermedad. La salud de un niño es responsabilidad total de los encargados de educar y cuidar al niño, y aunque sepamos que no son independientes, ellos experimentan emociones y viven conflictos como cualquier otra persona adulta, viven la de su entorno familiar y las suyas propias. Se ha instalado en el inconsciente colectivo la creencia de que pasar la varicela, el xarampión o tener una temporada de otitis es algo muy normal por lo que todo el mundo pasa durante el periodo de infancia pero no son más que programas que se reviven en un colectivo que impactan en la biología de los más pequeños de la familia. Ya que tenemos acceso a esta información, el hecho de que sepamos que estos programas los heredamos de nuestros ancestros, no nos eximen de la posibilidad de ser capaces de transformar esta información cortando con esta herencia limitante y de la educación correcta de nuestros hijos durante un período tan crítico de su desarrollo como es la infancia.

Como hemos visto a lo largo de las entradas de este blog, nuestro cuerpo reacciona de una forma u otra dependiendo de la manera en la que vivamos cada uno de los conflictos que se nos presentan en la vida. Es importante tomar conciencia e identificar qué programas heredamos de nuestros ancestros que nos hacen atraer ciertas experiencias a nuestras vidas, para así madurar emocionalmente y tomar la decisión de ser responsables de cada situación. Desde esta comprensión evitamos caer en la ilusión de separación en la que los demás son culpables de todo lo que nos sucede y de qué nosotros no tenemos nada que ver con todo lo que nos rodea. Veamos en este caso un caso particular de la sangre:

La sangre es un arquetipo de familia que se compone de: glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas y plasma sanguíneo. Particularmente, la anemia es un síntoma que está relacionado con un desorden de los valores normales de glóbulos rojos.

La función esencial de los glóbulos rojos, también llamados hematíes, es transportar oxígeno desde los pulmones hasta las células y recoger el dióxido de carbono producido como desecho para eliminarlo.  Lo que sucede en nuestra biología cuando hay una carencia de hemoglobina en los glóbulos rojos en sangre es que la cantidad de oxígeno que llega a los diferentes tejidos del cuerpo disminuye y muchas células quedan en peligro de muerte; a esto se le llama anemia.

Entrando en conflictos emocionales causantes de este síntoma nos encontramos con:

  • Desvalorización global de la familia (no se recoge el dióxido de carbono producido como desecho para eliminarlo). «Molesto en la familia»
  • Desvalorización de uno mismo en relación con lo que nos hace vivir (no llega la cantidad de oxígeno necesaria a los tejidos celulares). «Me ahogo en esta familia»
  • El clima de vida o de muerte en la familia (muchas células quedan en peligro de muerte). «Tengo que vivir lo menos posible en esta familia»

En el caso específico de anemia ferropénica, que se desarrolla por insuficiencia de hierro para producir hemoglobina, el conflicto consiste en una desvalorización por no poder hacer lo que se debe en relación a una acción, conflicto por no vivir en el propio eje, por hacer lo que no es justo. Al haber una insuficiencia de hierro, es conveniente tener en cuenta su propiedad magnética y relacionarla con el arquetipo de la madre, que también tiene propiedades magnéticas. Si se da una falta de hierro, puede que haya alguien en mi clan al que no quiero que le llegue el oxígeno, ya que no me permite estar en mi centro.

Otros síntomas relacionados con irregularidades de las hematíes son la talasemia caracterizada por una producción anormal de hemoglobina y relacionada con vivencias transgeneracionales de carecer de sostén, de tener que vivir permanentemente al día o tener que eliminar hijos porque hay demasiados que alimentar. Y por otro lado, la policitemia caracterizada por un exceso de producción de hematíes (sería lo contrario a la anemia) que está relacionada con conflictos por un deseo de querer llevar la vida a alguien, tener más oxígeno para retener la vida normalmente cuando un familiar está deprimido o ha muerto. 

Las estadísticas nos dicen que una de cada 10 mujeres padece síndrome de ovarios poliquísticos a diferencia de que uno de cada 263 hombres padecen teratoma testicular. Teniendo en cuenta estos datos y el rol de la mujer a lo largo de toda la historia podemos deducir fácilmente qué sexo lleva más memorias de sufrimiento y desvalorización.

Existen dos tipos de gónadas: las masculinas cuando nos referimos a los testículos y las femeninas cuando nos referimos a los ovarios. Estos órganos tienen la doble función de, por un lado, formar y madurar las células sexuales y, por otro lado, la de segregar hormonas. Veamos con más detalle estas funciones para comprender con más claridad las causas emocionales que generan los síntomas en ovarios y testículos:

  • Los ovarios forman y maduran los óvulos que favorecen la reproducción, y segregan estrógenos que promueven los caracteres sexuales secundarios y progesterona  que regula el ciclo menstrual y el embarazo. Lo necesario para poder relacionarse con su pareja y así tener hijos a través del embarazo.
  • Los testículos forman y maduran los espermatozoides que favorecen la reproducción, y segregan testosterona que promueve el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, estimulando el crecimiento de la masa muscular y la fuerza. Lo necesario para poder relacionarse con su pareja y tener hijos con ella.

Considerando las funciones biológicas de ambas gónadas los conflictos emocionales no pueden ser de otro tipo que de tonalidad sexual, de seducción o de atracción. Veamos los síntomas más comunes:

  • Quiste o tumor de ovario: El Sentido Biológico es rejuvenecer a la hembra para aumentar la producción de estrógenos y atraer al macho. Dicho de otra manera, la proliferación celular agranda los ovarios y en consecuencia se generan más estrógenos por lo que la feminidad de la mujer se acentúa. Los conflictos biológicos indican la pérdida o abandono de un ser querido por muerte o por separación. Normlamente, si hablamos del ovario izquierdo hijo y si hablamos del ovario derecho pareja. También cabe el conflicto por ser denigrado, destrozado por una persona del otro sexo, y el conflicto semigenital sucio, con connotaciones sexuales. Una mujer que quiere tener un hijo y su marido siempre le pone obstáculos.
  • Teratoma o tumor de testículos: El Sentido Biológico es hacer al hombre más fuerte, segregar más hormonas y atraer a las hembras. Cuando aparece un teratoma o tumor de testículos, estos se agrandan y la segregación de la hormona testosterona incrementa por lo que la masculinidad del hombre aumenta. Los conflictos biológicos asociados se relacionan con pérdida o abandono en relación con un hijo, el mejor amigo, una persona querida o mascota (la lateralidad se aplica de la misma manera que en los ovarios). También puede tener relación con un conflicto «feo», con connotaciones sexuales, con una hembra. Y con el conflicto de ser denigrado, destrozado por una persona del otro sexo; igual que en el caso del quiste o tumor de ovario. Un hombre desea seducir a una mujer y experimenta una gran frustración.

Como ya sabemos, existe una correlación muy definida entre psique, cerebro y órgano tal como nos explica el Dr Hammer en sus 5 Leyes Biológicas.

La artrosis se caracteriza por la pérdida de cartílago articular en las articulaciones sinoviales y por una respuesta ósea particular, sobretodo en la columna cervical y lumbar, en la rodilla, en la cadera y en las manos. Esta dolencia articular tan común se refleja perfectamente en las exploraciones radiológicas, no obstante, la degeneración articular no siempre corresponde con el dolor que puede sufrir el paciente; puede haber un caso de consultante con poca pérdida de cartílago articular experimentando mucho dolor y otro consultante con mucha pérdida de cartílago articular experimentando poco dolor y sin pérdida de funcionalidad.

Los impactos emocionales que corresponden a esta enfermedad son conflictos repetitivos de autodevaluación en relación con el significado de la articulación afectada. Por ejemplo: comunicación (columna cervical), relación con los demás (columna lumbar), sumisión (rodilla), oposición (cadera), etc. Hay que tener en cuenta varios factores:

  • Afecta al cartílago, por lo tanto, esto nos indica que son gestos que se realizan forzadamente o que se renuncia a hacer a pesar de desearlo siempre en situaciones repetidas. «Tengo que hacer esto toda mi vida».
  • Se trata de una enfermedad degenerativa y crónica y por ello tenemos que tener en cuenta los conflictos bloqueantes que nos impiden salir de la situación, los autoprogramantes que alimentan la autodevaluación en el día a día de quien sufre el síntoma y las situaciones cotidianas que mantienen el conflicto repetitivo.
  • El dolor físico que se siente corresponde con el sufrimiento emocional. Hay que buscar qué situación «duele», no se acepta y que nos gustaría que fuese de otra manera.
  • Los valores y creencias son de gran importancia en todos los síntomas y enfermedades que afectan al sistema osteoarticular. Es imprescindible en estos casos, identificar la creencia para poder cambiarla por otra no-limitante.
  • Buscar tanto en el Proyecto Sentido como en el Transgeneracional memorias de desvalorización profunda.

Otra manera de que estos mismos conflictos se expresen en nuestro cuerpo con otro nombre a parte de la artrosis son la osteocondritis,  osteocondritis disecante y el síndrome de Tietze.

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Por lo general el inconsciente colectivo tiende a pensar que el cuerpo se pone enfermo y que hay que tomar medidas para luchar contra la enfermedad. Como nuestra mente creadora proyecta sobre el mundo nuestras creencias y pensamientos, la vida nos ofrece todas las oportunidades para luchar contra nuestros síntomas, temer no estar suficientemente protegidos para no sufrir y, por lo tanto, hacer cosas muy raras para sanarnos buscando nuestra solución siempre afuera, muy difícil de conseguir. Un ejemplo de ello es probar mil medicamentos distintos y que no nos sirva ninguno, buscar el médico privado más caro de la zona, o asignarle poderes mágicos de sanación a objetos poco comunes mientras hacemos dietas especiales.

Este pensamiento que prácticamente todos alimentamos en mayor o menor medida nos lleva al sufrimiento y a la irresponsabilidad de nuestras propias vidas, sin entender porqué nos suceden ciertas cosas. Y es que si no salimos de este paradigma, nos vamos a mantener girando en un círculo sin fin, dándole vueltas a nuestros problemas sin hallar la solución que se nos va a repetir en nuestras vidas.

La propuesta de hoy es tomar conciencia de que la mente es la que enferma el cuerpo y que lo único que nos puede sanar es el hecho de dejar de alimentar un paradigma de miedo, separación y sufrimiento para dar paso a uno nuevo libre de juicio, congruente y en ausencia de creencias limitantes.

Una forma de conseguir esto es tener amor propio, comprender que solo nos podemos hacer daño a nosotros mismos a través de los demás y entender de forma holística nuestro árbol genealógico aplicando el perdón, porque sabemos que somos merecedores de todo lo mejor. Una vez hagamos esto que está al servicio de cada uno de nosotros instante tras instante, no habrá otra más que ser coherentes emocionalmente y vivir en una constante armonía libre de situaciones conflictivas.

En ese momento comprendemos que sólo conociendo y observando nuestro interior, reconociendo nuestros programas y proyecciones, podemos cambiar el paradigma desde el que nos movemos para que nuestro cuerpo y circunstancias en la vida también cambien.

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La glándula tiroides es una glándula neuroendocrina situada sobre la laringe inmediatamente por debajo de la nuez de Adán.

A pesar de su pequeño tamaño, su función es muy importante para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, pues se encarga de dirigir el desarrollo y crecimiento de nuestro cuerpo. Interviene en la evolución del sistema nervioso y regulación del metabolismo, por ello esta glándula es necesaria para controlar el ritmo al que funcionan cada uno de nuestros órganos.

 

Los síntomas más frecuentes són el hipertiroidismo que aparece cuando hay una estimulación que se encuentra por encima de los índices normales de la glándula, y el hipotiroidismo que por el contrario aparece cuando hay una disminución considerable de la producción de hormonas tiroideas por dicha glándula.

Visto el funcionamiento de la tiroides y relacionando el cuerpo con la mente, los conflictos que hacen que nuestro cuerpo reaccione de esta manera están relacionados con el tiempo. Si necesitamos que el tiempo pase de una cierta manera en nuestra vida la tiroides hará que nuestros órganos funcionen de esa misma manera:

  • Hipertiroidismo: sentimiento de no tener tiempo para conseguir el objetivo y queremos actuar antes de que sea demasiado tarde. «Quiero acelerar las cosas» , «Tengo que apurarme» , «¡De prisa, de prisa!».
  • Hipotiroidismo: sentimiento de no tener tiempo para conseguir el objetivo y queremos que pase más lentamente para tener espacio y poder hacerlo. «No quiero que pase el tiempo» , «No puedo envejecer».

El conflicto biológico derivado de «no tener tiempo para tragar la presa» se manifiesta cuando los miembros de una camada compiten por conseguir la mejor mama de la que succionar la leche. Entonces se activa la glándula tiroides.

Pondremos unos ejemplos:

 

«Una mujer se entera de que a su madre le han diagnosticado un cáncer y la medicina le da unos meses de vida» (Quiero que el tiempo pase lentamente, así cabe la posibilidad de que mi madre se pueda curar -> hipotiroidismo).

«Un padre médico de urgencias acaba de ser avisado de que su hijo está herido grave debido a un accidente de coche. Intenta salvarlo lo antes posible aunque se encuentre a una larga distancia de él» (¡No hay tiempo! Tengo que actuar antes de que sea demasiado tarde -> hipertiroidismo).

 

«Una señora tiene miedo a hacerse vieja, es un gran conflicto para ella desde hace años; quiere ser siempre joven» (Quiero que el tiempo se detenga, no puedo envejecer -> hipotiroidismo).

«Una mujer de cincuenta y dos años con un diagnóstico de nódulos en la tiroides. Trabaja en una tienda con sus padres. El negocio es de ella y el local de sus padres, y estos lo cierran porque hay que hacer reparaciones muy urgentes. Las obras tardan mucho más de lo previsto y ella tiene mucho miedo de perder a sus clientes y de que el negocio se derrumbe. («Necesito que el tiempo pase rápido para que acaben las obras, para que no se escape el negocio -> nódulos en la tiroides»).

 

 

Como dato interesante sobre este síntoma cabe destacar que se estima que el 50% de las enfermedades cardiovasculares se pueden atribuir a la elevación de la presión arterial, que constituye el principal riesgo de ictus e insuficiencia cardiaca. Y por otro lado, el noventa por ciento de las personas con valores normales a los cincuienta y cinco años serán hipertensas antes de su muerte.

La presión arterial se define como la fuerza o empuje de la sangre sobre las paredes arteriales, y se mide con un tensiómetro que nos proporciona dos valores: la presión sistólica o máxima que es el mayor valor obtenido durante la contracción ventricular y la presión diastólica o mínima que es el menor valor observado durante la diástole, que coincide con el final de esta. Es decir, el valor máximo de presión arterial cuando el corazón se contrae y el valor mínimo de presión arterial cuando el corazón se relaja.

Aunque el valor promedio normal en un adulto es de 120 mmHg en la máxima y 80 mmHg en la mínima, pueden aparecer anomalías en estos valores. La OMS considera como límites de la normalidad «una presión arterial sistólica de 140mmHg o superior y/o una presión arterial diastólica de 90 mmHg o superior», en estos casos estamos hablando de un diagnóstico de hipertensión arterial.

Los síntomas que suelen acompañar a esta anomalía son la cefalea, vértigo, trastornos visuales, zumbidos en los oídos, hemorragias nasales y palpitaciones.

Desde la BioNeuroEmoción sabemos que todo conflicto relacionado con la sangre nos informa de un conflicto de autodevaluación en relación a los «lazos de sangre», tanto reales como simbólicos. Son conflictos de desvalorización profunda, «hasta la médula», ya que las células sanguíneas se forman en la médula ósea. Por eso hay que entender que muy probablemente haya un programa instalado en el inconsciente que lleve mucho tiempo activo sin que le prestemos atención y ahora se manifeste como síntoma físico, aunque no por ello ha de ser más complicado deshacernos de las capas de cebolla para autosanarnos.

Yendo más directos al grano, la hipertensión arterial puede tener dos aspectos básicos; masculino si el problema aparece en las arterias centrales o femenina si aparece en las arterias periféricas:

  • Masculino: «aumentar la presión para expulsar a alguien de mi corazón, de mi casa, de mi territorio». «Quiero expulsar a un miembro de mi familia fuera del clan». En este caso hay un aumento de la presión y la persona tiene las manos calientes.
  • Femenino: «debo aumentar la tensión para restringir el acceso o la salida, para evitar que alguien se aleje demasiado, o por no querer que alguien entre a formar parte del clan». Las arterias se cierran, aumentando la tensión y la persona tiene las manos frías.

Explicaremos brevemente otros conflictos relacionados con la hipertensión arterial:

  • Conflicto de hacinamiento: demasiada gente en poco espacio
  • Conflicto de falta de reconocimiento: mujeres que asumen un rol masculino.
  • Desvalorización relacionada con el clan familiar; pérdida de territorio vivida con impotencia y en estado de sumisión.
  • Conflicto de resistencia a vivir una situación para defenderse.
  • Necesidad de ser siempre el primero o de estar entre los mejores.
  • Amargura interior en relación al amor, decepcionado cierro mi corazón, me endurezco.
  • Conflicto de tensión en el clan, luchar contra la presión del clan, luchar para proteger a la familia.
  • Conflicto de equilibrio entre padre y madre. Si la presión sistólica y la diastólica están muy separadas, «quiero separar a papá y mamá». Si están muy juntas, «quiero que se acerquen»

A continuación unos ejemplos esclarecedores:

«Un hombre de cuarenta años tiene que interceder entre sus padres para que no se peleen y se lleven bien. Siente rabia hacia ellos porque no encuentran vías de comunicación» (equilibro entre padre y madre).

«Un hombre de cuarenta y cinco años tiene hipertensión desde los cuarenta, cuando descubre que su mujer le es infiel, pero no puede echarla de casa «por sus hijos. A los once años vive como su padre golpea a su madre y él desea matarlo» (aumentar la presión para expulsar a alguien de mi corazón, de mi casa con un conflicto programante instalado en la infancia).

«Una mujer de treinta y cinco años tiene hipertensión desde los treinta y dos. Está separada y tiene un hijo. Conoce a un hombre que es viudo desde hace dos años y tiene dos hijos a los que ha malcriado. Ella no soporta a los niños, pero quiere al padre como pareja. Quiere echar a los niños pero quedarse con el padre» (debo aumentar la tensión para restringir el acceso y que nadie más entre a formar parte del clan).