El conectoma: la huella dactilar plástica que todos tenemos

A lo largo del tiempo diversos psicólogos, estando de acuerdo en que el cerebro es el órgano materia de estudio para explicar y comprender la conducta humana, han ido planteando distintas hipótesis acerca de la localidad física que almacena información de nuestra psique.

Hoy en día, tenemos demostrado por la Ciencia que fragmentos específicos del ADN contienen la información que determina propiedades de nuestro cuerpo como el color de los ojos, del cabello, la estatura, e incluso enfermedades hereditarias. Pero por suerte, no sólo estamos formados por genética fija establecida antes de nacer.

Por lo que le corresponde a la Psicología, los nuevos avances en Neurociencia aportados por Sebastian Seung (2010), plantean la posibilidad de encontrar el sistema de conexiones interneuronal correspondiente a características psicológicas a través de un mapeo de conexiones completo entre diferentes áreas del cerebro. Este conjunto de conexiones neuronales llamada conectoma, a nivel microscópico, contiene neuronas conectadas entre sí a través de distintas ramificaciones llamadas dendritas que pueden crecer, desaparecer o conectarse a nuevas neuronas con una intensidad determinada que va cambiando a lo largo del tiempo. Estos cambios ciertamente, en parte se producen de forma predeterminada por los genes, como por ejemplo la neurogénesis (aumento de la densidad neuronal) pronunciada durante las primeras etapas del desarrollo humano. Pero por otra parte, la propia actividad neuronal puede hacer que cambie la forma que adoptan nuestras conexiones. En este sentido, las experiencias pueden cambiar nuestro conectoma, razón por la cual, cada conectoma es único y es el resultado de la confluencia de naturaleza y crianza.

Con lo explicado hasta ahora, podemos deducir que nuestro conectoma tomará una forma u otra en función de nuestras creencias, experiencias vitales y aprendizajes condicionados. Por lo tanto, esta codificación expresada en conexiones neuronales que adopta una forma concreta determina nuestra forma de actuar en distintas situaciones a las que nos enfrentamos diariamente, la manera en la que nos relacionamos con los demás, la representación del mundo que nos rodea y los filtros cognitivos que caracterizan nuestra forma personal de evaluar los estímulos externos.

Lo interesante de todo esto es que esta estructura cerebral es plástica y dependiendo de la actividad neuronal que se produzca en nuestro conectoma, la estructura del mismo se puede modificar y en consecuencia cambiar nuestras creencias y formas de representar el mundo que curiosamente determinan nuestro presente y futuro particular.

Vista la capacidad y poder común que todos tenemos de modificar nuestro cerebro a nivel microscópico, te atreves a cambiar?

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