¿Cómo deshacerse del estrés diario? La respuesta está en ti

Hoy en día, en las calles de las grandes ciudades hay mucha más información, colapso de gente y tráfico que hace unos años. Todo esto ha hecho que cada vez nos enfrentemos a un mayor número de situaciones distintas a diario, lo que ha producido cambios importantes en nuestro ritmo de vida.

Puede que no le demos gran importancia a dichos eventos puesto que no los consideramos realmente vitales pero resulta evidente que alteran nuestra fisiología: nos acelera el ritmo cardíaco que pillemos un atasco justo cuando llegamos tarde a nuestro destino o nos entran sudores cuando un superior tiene que evaluar nuestro rendimiento. El malestar físico y psicológico que nos provocan estos estímulos externos lo podemos regular usando distintas estrategias de afrontamiento, es decir, en función de nuestro autocontrol, reevaluación de la situación o plan de acción podemos procesarlos de una forma que nos alteren en menor grado.

Para poder mejorar la forma en que lidiamos estas situaciones de estrés aquí tenemos unas pautas que nos pueden resultar de ayuda:

  • Escuchar nuestro cuerpo: al estar acostumbrados a procesar continuamente estímulos externos de baja intensidad que alteran nuestro bienestar podemos olvidarnos de que nos están afectando. Es importante tomar conciencia de qué nos están provocando exactamente a nivel físico para en primer lugar, identificar sobre qué situaciones tenemos que trabajar y en segundo lugar, darnos cuenta de que realmente nos dañan, siendo imprescindible tomar medidas para gozar de una buena salud.
  • Observar el estilo de afrontamiento: podemos afrontar el estresor con distintas estrategias: activa, pasiva o de evitación. En los estudios de Rogers y cols. sobre el estrés se obtuvo como estrategia más adaptativa el hecho de no implicarse sentimentalmente con el evento estresante. Es decir, cuanto menos apego, miedo a perder o importancia le demos al objeto que está en juego más adaptativo será nuestro estilo de afrontamiento.
  • Reevaluar positivamente los sucesos: por lo general, tendemos a enfadarnos mucho cuando no logramos alcanzar un objetivo previamente marcado. Una evaluación que puede jugar a nuestro favor es tomarla como una oportunidad de aprendizaje que nos da la vida para no caer de nuevo en el mismo error, una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades realizando cambios importantes en nuestra forma de actuar, pensar que a partir de lo que ha sucedido podemos optar a otras opciones que antes no se nos habían ocurrido, etc.
  • Ponerse manos a la obra: es muy fácil quejarse de un jefe o compañero de trabajo a las espaldas manteniéndonos sin alterar nuestro día a día. En lugar de gastar nuestra energía en culpar a los demás por nuestra situación haciéndonos nosotros las víctimas es mucho más eficiente y productivo usar esa misma energía en ponerse manos a la obra para lograr cambios de actitud, planes de acción u otras medidas citadas anteriormente.

Aunque no lo parezca, los responsables de que los estresores nos afecten en mayor o menor medida depende de nuestra forma particular de procesarlos, y es importante darnos cuenta de que la intensidad del impacto que genere en nuestra psique producirá una desestabilización del bienestar acorde a esta intensidad. La solución siempre es un cambio interno: una decisión acompañada de una emoción o una actitud renovada para afrontar los retos que se presentan.

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