La rendición como recurso de valentía

Desde pequeños nos dicen que hay que luchar por conseguir nuestros sueños y así alcanzar el éxito que tanto anhelamos. Teniendo esto en cuenta, parece entonces, que rendirnos es una muestra de debilidad frente a los retos que se nos presentan en la vida.

Tal vez, el título de esta entrada provoque cierta confusión debido a la connotación que les hemos adjudicado a las palabras que lo componen. Y como ya sabemos que los sentimientos por los que pasamos a diario definen nuestra salud, y además que en nuestra sociedad hay un gran acuerdo en calificar el hecho de «rendirse» como un acto negativo a evitar, considero importante realizar una aclaración al respecto.

Teniendo en cuenta el principio de Unidad, toda situación de lucha, entendida como el proceso en que intentamos superar los obstáculos que nos impiden llegar a ser felices, es un reflejo de la información que está en nosotros mismos, que puede tener estrecha relación con nuestro Proyecto Sentido, Inconsciente familiar o en resumen, cualquier situación conflictiva que seguimos viendo desde un posicionamiento cargado de resentimiento.

En este caso, luchar por conseguir nuestros sueños y alcanzar el éxito, que en cada persona será un proceso diferente que en última instancia se espera que produzca el mismo sentimiento de bienestar, no tiene sentido alguno dado que en este caso «luchar» consiste en mantener el conflicto vivo observándolo desde la misma perspectiva que nos perjudica constantemente y nos aleja de nuestros sueños, siendo así imposible llegar a ellos dado que siempre van a haber obstáculos que nos impidan llegar a nuestro destino mientras sigamos luchando.

Visto de esta manera parece lógico que la mejor opción es rendirse a esta lucha interna, pero no como acto que pone en evidencia nuestra debilidad sino todo lo contrario, un acto que pone en evidencia nuestra valentía de abrirnos a ver aquello que antes era una lucha interminable de una manera distinta que nos ayude a sentirnos parte del sueño y éxito que tanto anhelamos. En ese momento que reevaluamos la situación considerándola como un reto que nos estimula, es cuando nos damos cuenta del poder de crear que todos tenemos y nos apropiamos de aquél recurso que necesitábamos para sentirnos parte del éxito, recordando que en realidad ya lo tenemos todo, desmontando así cada uno de los obstáculos autoimpuestos que tan solo eran fruto de nuestro sistema de creencias. De esta manera desintegramos nuestros propios límites y tomamos decisiones para abordar la situación de otra manera que nos permita tomar las riendas de nuestras vidas.

Deja un comentario