La enfermedad, ¿toca por mala suerte?

Al estar «enfermos», desde un punto de vista dual podemos pensar: ¿qué he hecho yo para merecerme este cáncer? , me han dicho que es genético ¿qué culpa tengo yo de nacer en esta família? , vaya mala suerte… de todos los cáncer que hay me toca uno de hígado y con metástasis en la 5ª vértebra lumbar.

Este sistema de pensamiento parte implícitamente de la creencia de que estamos desconectados de la Fuente y por tanto no nos sentimos creadores de nuestra realidad; porque sino ¿por qué estoy enfermo si lo que yo quiero es ser feliz y tener salud? Por otro lado nos hace creer que somos vulnerables a cualquier factor externo y estamos desprotegidos, por lo tanto tenemos que hacer un montón de cosas para protegernos del mal. Y por último y más patético de todo que nuestro organismo se pone enfermo por cuestión de azar en un sitio concreto porque toca y tenemos «mala suerte».

Esta forma de pensar es totalmente irresponsable; atribuimos la causa de nuestro dolor y sufrimiento a factores externos olvidándonos de que el que tiene el síntoma somos nosotros mismos y que precisamente por ello sólo nosotros podemos curarnos. Esto no quiere decir que el medicamento no nos calme el dolor y nos mejore el síntoma, pero si seguimos viviendo un conflicto emocional permanentemente la enfermedad va a seguir su curso.

Para trabajarlo y sacar conclusiones de qué conflictos viven nuestros consultantes estudiamos la función del órgano y las situaciones de un gran número de personas que han tenido ese mismo síntoma. Veámos el hígado en la siguiente entrada.

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