La vida es un espejo

 

¿Quién no ha juzgado a una persona antes de conocerla?

A ese señor con pintas tan extravagantes que nos acaban de presentar, a esa mujer que pasa por la calle con el pelo tintado de un color chillón, a ese hombre mayor sentado en la parada del bus con el brazo tatuado o a ese niño jugando en el parque que parece tan maleducado.

Tendemos a imaginarnos la vida de esas personas que nos encontramos por el camino y a alucinar historias increíbles que no tienen nada que ver con lo que realmente son, pensando así que tienen muy poco o nada que ofrecernos para crecer. Seguramente al poco tiempo nos empezará a doler la cabeza, el estómago o nos sentiremos cansados sin saber porqué. Otras veces aparece el ego espiritual que nos hace ver a esas personas por encima del hombro autoafirmándonos y atribuyéndonos a nosotros mismos poderes especiales que los demás no tienen, fabricando así una escala de niveles para establecer desigualdades. Y nos encontraremos así hablando de los demás con nuestros amigos, sintiéndonos separados y diferentes de todo el mundo, criticando. Encontrando la certeza y convicción de que las cosas son como pensamos que son, pues el campo cuántico se encarga de que la creencia acerca de un hecho se convierta en verdad absoluta para cada observador, para que luego nos digamos a nosotros mismos: «¿ves? ¡tenía razón!».

Si vivimos juzgando por las apariencias a primera vista empezamos a atribuir toda una serie de facetas a las personas que tenemos a nuestro alrededor. Utilizando una barrera como mecanismo de defensa del ego al que llamamos proyección; cuando un gesto de alguien nos activa y nos pone de muy mal humor hay que hacérnoslo mirar. Esa forma de ser de nuestra suegra o ese compañero que tan nervioso nos pone tiene que ver con nosotros mismos. Puede que no actúen de la misma forma que lo hacemos como observadores pero el trasfondo, la intención que creemos que ellos tienen, es el espejo perfecto de una faceta de nuestra personalidad que rechazamos inconscientemente.

Destapar estas sombras inconscientes nos lleva a un estado de consciencia que nos ofrece la visión de la Verdad, en el que por ejemplo uno se da cuenta de que la pareja con la que está sirve para resolver carencias emocionales de su infancia, a darnos cuenta de que el enamoramiento es la unión perfecta de dos inconscientes en forma de puzzle actuando cada uno con su papel correspondiente, a que la situación que estamos viviendo está estrechamente relacionada con nuestro sistema de pensamiento heredado de nuestros ancestros, que las emociones que hay en las profundidades del Ser y lo que él cree que es se ve reflejado en su mundo. Y sobretodo a que ella misma es la responsable de su dolor y lo único que tiene que hacer es liberar emociones para dejar de vivir en el pasado y ser congruente con ella misma.

Cada persona tiene su historia y su propio camino para despertar, sin embargo todos tenemos la capacidad y el poder de hacerlo.

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